Beatriz

.

Todas las noches, cuando te veo, me acurruco en tu regazo.
Cada noche, cuando te oigo, te susurro que me dejes.
Hay, momentos en que te acaricio trasformando tu intima esencia.
Y cuando imagino que desapareces temo añorarte por haberte convertido ya en mi cómplice.
Por haberme descubierto la independencia, por hacerme saborear el silencio.
Pero, a ratos, te maldigo, por robarme otra compañía más cálida.
Siempre dos caras y, entre ellas, mi duda.
.